Como parte del diseño de un curso se puede incluir una visión del ambiente que esperamos tener en el salón de clases. ¿Cuál es la actitud ideal de los alumnos? ¿Qué deben estar dispuestos a hacer? ¿Cómo se relacionarán entre ellos? A diferencia de otros elementos diseñados, llevar a la realidad esas ideas requiere la participación y compromiso de parte de los alumnos. Esto solo puede conseguirse de forma efectiva si libremente deciden hacerlo.
Por ello es importante desde los primeros días de clase dejar claras estas expectativas y hacerlo de forma positiva: “Espero contar con su atención completa” es mejor que decir “durante las clases no pueden usar el celular” porque la primera indica una actitud concreta a tener, la segunda una acción que se espera no realicen, una prohibición.
Otros ejemplos de estos planteamientos positivos:
Se pueden plantear expectativas de actitudes también sobre los contenidos del curso: espero que se interesen por tal o cual tema, que pongan en práctica estos ejercicios en su vida, que en el futuro se mantengan informados sobre x, y, z mencionados en el curso, y otras.
Se suele invitar a los estudiantes de un curso a expresar sus expectativas de este. El plantear también las del profesor, incluyendo las que trascienden los contenidos y tocan las actitudes y comportamientos de los estudiantes, puede ayudar a sentar las bases de una experiencia diferente en clase. Además, transmite un importante mensaje de forma implícita: tengo una imagen sana y positiva de ustedes y de lo que podemos lograr juntos.
Leonel Morales
Profesor
Facultad de Ciencias Económicas