Dentro de los mayores retos que tuve que enfrentar durante la pandemia fue el desarrollo de cursos que fueran interesantes para los estudiantes, en especial por el cambio en la modalidad de las clases, era extremadamente simple perder la atención durante temas complejos o poco amigables.
Al inicio del año, me propuse hacer un cambio en mi metología de enseñanza y aplicar los conceptos aprendidos durante sesiones de Formación Continua. Uno de los métodos con los que tuve más acercamiento fue Team Based Learning (TBL),
por lo que decidí que dos de mis cursos en la Facultad de Odontología fueran 100% basados en Team Based Learning. ¡Esto significó realizar un aproximado de 40 TBLs durante el año!
Algunas lecciones aprendidas durante este año incluyen:
¡TBL funciona!
A pesar de haber leido decenas de artículos que prueban su efectividad, experimentarlo de primera mano fue realmente increible. Al inicio del año, el grupo de estudiantes estaba acostumbrado a aprender memorizando, sin análisis real del material que se les presentaba. Durante el ciclo, vimos como la habilidad de los estudiantes de analizar temas complejos, mientras hacían conexiones a largo plazo con escenarios que podrían enfrentar en la práctica clínica.
Quiero compartir una pequeña porción de un correo que recibí de una estudiante este semestre, que creo que dice todo:
“Quería agradecerte por todo lo que aprendí este año. Hiciste que mi aprendizaje fuera más simple y me ayudaste a perder mi miedo de pensar, analizar y aplicar mi conocimiento en los tests y actividades que diseñaron. Principalmente dejé de dudar en mí misma”
El momento en el que los estudiantes comienzan a tener confianza de sus conocimientos, las discusiones en clase, la calidad de las preguntas realizadas y la profundidad del interés por el curso creció exponencialmente.
Para que TBL funcione en este contexto, fue necesario formar un equipo
Mi curso está compuesto por mi (catedrático) y dos auxiliares que fueron esenciales para el diseño, desarrollo y facilitación de las actividades. Su experiencia clínica fue de vital importancia para diseñar actividades relevantes.
De las cuatro “S”s del TBL (Simultaneous report, same question, specific answer and significance), la más difícil de perfeccionar fue Significancia.
Encontrar actividades que los estudiantes pudieran relacionar a sus conocimientos previos y a su práctica futura fue difícil, pero no imposible. Pasamos la mayor parte del tiempo buscando aplicaciones que tuvieran correlación clínica para estudiantes de odontología, pero valió la pena al ver su reacción cuando se daban cuenta de que lo que veíamos en clase si era relevante. Durante el año, logramos amasar una gran cantidad de evidencia que nos hizo confirmar que la parte favorita del curso eran las actividades (gracias a Formación Continua por su servicio de Retroalimentación Temprana y en Vivo).
Organización es clave para que el formato tenga éxito.
Recomiendo utilizar las plataformas de Google – Classroom y Docs para facilitar la comunicación entre el estudiante y el catedrático y para que el proceso de diseño y realización de las actividades pueda ser colaborativo.
Al final del año, considero que tuve éxito. Mis estudiantes estuvieron entretenidos a pesar de estar en sesiones en línea, aprendieron los conceptos vitales y considero que el conocimiento adquirido será extremadamente útil para su vida profesional futura.
Lo importante es perder el miedo a cambiar, perder el miedo a hacer algo nuevo y enfrentar el reto de impartir clases de la mejor calidad posbile. TBL es una muy buena estrategia, pero no es la única!
Leonel León Pineda
lleon@ufm.edu
Catedrático Titular
Fisiología Humana
Facultad de Odontología, UFM