23 de julio del 2020 por Carmen Rodriguez
        

El aprendizaje es contagioso


Artículo publicado Prensa Libre el 26 de julio de 2020.



Desde que tenemos acceso a un celular, Internet y Google, lo más importante no es lo que sabemos sino lo que podemos hacer con la información que tenemos. Lo difícil es saber discernir entre verdadero y falso, hacer grandes preguntas, analizar la información con un ojo crítico, formular opiniones independientes, colaborar y comunicarnos de forma efectiva. 

El coronavirus aceleró el proceso de cambio en la educación porque nos hizo cuestionar cómo aprendemos mejor y por qué seguimos usando las prácticas pedagógicas de hace más de 500 años. La inercia, el miedo al fracaso y el “cómo se ha hecho siempre” limitaban nuestra capacidad de aprender y experimentar en el aula.  

En la Universidad Francisco Marroquín un buen número de profesores llevaban años implementando metodologías de aprendizaje activo, como el diálogo socrático, el Team-Based Learning y el aprendizaje basado en proyectos y en problemas. Como valiente respuesta ante el COVID19, nuevos profesores y estudiantes se sumaron a la experimentación, el uso de tecnología en el aula y al aprendizaje activo. 

Como dice Michael Oakeshott en la Voz del Aprendizaje Liberal: “cada ser humano es una historia, y crea esa historia por sí mismo por la forma en que responde a las vicisitudes que encuentra en su vida”. Necesitamos equipar a las generaciones futuras con la adaptabilidad, flexibilidad, capacidad de análisis y pensamiento crítico necesario para enfrentar retos e incertidumbre. Además hace falta tener una comunidad de personas con las que aprendemos.

El juego de roles, los casos, diálogos y el aprendizaje por medio de proyectos, nos permitieron adaptar las actividades de clase a la situación actual y aprovechar la coyuntura que vivimos para enseñar partiendo de una situación y problemas reales. Estas metodologías preparan a los alumnos para que puedan afrontar y adaptarse ante cualquier reto. La clave está en aprender a aprender, aprender a ser, y aprender a hacer.

Un ejemplo de las experiencias de aprendizaje en línea de la UFM fue el curso de Sociedades Mercantiles de la Facultad de Derecho. En ella se celebró una Asamblea de Accionistas de una Sociedad de forma virtual. Esto permitió a los alumnos abordar las últimas reformas al Código de Comercio de Guatemala. Lo mejor para los alumnos fue que aprendieron viviendo una asamblea tal y como lo es en la realidad. Para llevar a cabo esta actividad, se utilizó una escritura real de una sociedad y la clase se dividió en grupos de accionistas y conformantes del órgano de administración.

No hace falta inventar proyectos y problemas para una clase. El mundo nos presenta una serie de problemas complejos que permiten que los estudiantes y profesores colaboren en proyectos interdisciplinarios, busquen soluciones y que juntos co-creen prototipos reales para solucionar estos retos. Nada hace más relevante un curso que su aplicación en el mundo real. 

Con este fin en mente y aprovechando que la tecnología derriba barreras y fronteras, la UFM creó una alianza con el Make Impact Consortium del Massachusetts Institute of Technology que lanzó el Covid-19 Design Challenge para idear y diseñar soluciones ante los retos que tendremos que afrontar durante la reapertura de la sociedad. Un equipo de estudiantes del CoLAB de la UFM participó en el reto, sobre el que Abigail Monroy, estudiante de Administración de Empresas en la Facultad de Ciencias Económicas comentó:

Fue una experiencia que recordaré con alegría y entusiasmo. No solamente porque se llevó a cabo durante la cuarentena provocada por el Covid-19, sino porque logró ampliar mi experiencia educativa en la universidad y me permitió conocer a personas increíbles y talentosas que ahora puedo decir que se han vuelto mis amigos

COVID-19 fue la oportunidad perfecta (para todos) de permanecer flexibles, alertas, despiertos y continuar aprendiendo, celebrando y reflexionando sobre la importancia de la libertad. Esta pandemia nos permitió aceptar la responsabilidad del cambio. Desde el personal que planificó la logística, los docentes que migraron a clases en línea en 48 horas, a los estudiantes que optaron por sacar el máximo provecho de esto y seguir aprendiendo. El tesoro más grande que tiene una universidad es la curiosidad y el interés de su comunidad educativa por innovar y mejorar el aprendizaje. 

Compartimos nuestra caja de herramientas para el aprendizaje y te invitamos a visitarla en: formacioncontinua.ufm.edu.

Carmen Rodríguez A. 
Directora
Formación Continua UFM





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    felipe3 octubre, 2020

  1. Sin duda alguna que el COV 19 trajo muchos cambios que se pensaban hacer a largo plazo, pero que ya se venía ver la nueva era digital, no como no lo esperábamos con un pandemia, pero el hombre siempre buscara la forma de superar cada uno de esos obstáculos que se presente en el camino, el teletrabajo, el estudio de los hijos o universidad, los tiempos libres todo absolutamente todo estaba encajado en el Internet, tanto así que la cobertura comenzó a ser un problema grave para seguir con la normalidad, algunos como yo acudimos a mejorar la señal con un amplificador https://www.amplificadordesenal.es/ lo cual fue de gran ayuda para seguir con mi teletrabajo y los estudios de mis hijos, además de los tiempos libre para ver serie o peliculas.