Objetivo: Una rutina para establecer un hábito para fomentar el razonamiento.
Procedimiento: Esta rutina está dividida en tres partes, como se indica en la tabla.
- Invita a tus estudiantes a hacer una afirmación sobre el tema del que están aprendiendo actualmente.
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Afirmación: Una explicación o interpretación de algún aspecto del tema.
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- Luego guíalos a identificar el argumento que da sustento a sus afirmaciones.
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Argumento: Las cosas que observan, sienten y saben que sustentan su reclamo.
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- Por último, pregunta si les ha surgido alguna duda respecto a la afirmación inicial.
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Pregunta: Lo que queda confuso. ¿Qué nuevas dudas o cuestionamientos surgen de la afirmación original
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Aplicación: ¿Cómo se puede utilizar?
- Introduce la rutina durante un diálogo o discusión grupal. Identifica una afirmación que haga uno de tus estudiantes. Luego, guíalo para que brinde un argumento que sustente su afirmación. Por último, invítalo a pensar en preguntas que aún pueda tener sobre su afirmación inicial. Puedes aplicar este proceso con el resto de tus estudiantes en el marco de la conversación en grupo.
- Haz el pensamiento visible, anotando en columnas separadas los argumentos y las preguntas que van surgiendo durante la conversación. De esta manera todos podrán ver la evolución del diálogo sobre el tema que están explorando. Procura brindar la oportunidad para que cada estudiante pueda hacer una afirmación, exponer un argumento y formular preguntas.
- Si algún estudiante está en desacuerdo con el argumento de un compañero, invítalo a profundizar en sus ideas con esta rutina. Aprovecha la oportunidad para fomentar un ambiente amigable, en el que los estudiantes puedan contradecir sus opiniones y hacer ver que no es malo estar en desacuerdo con otros.
- Al finalizar el diálogo o la discusión, reflexiona con tus estudiantes sobre la actividad y condúcelos a pensar en las nuevas perspectivas que tienen sobre el tema.
Fuente: